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jueves, 31 de marzo de 2011

LOS SIETE SABERES NECESARIOS PARA LA EDUCACION DEL FUTURO. Edgar Morín

Edgar Morín, intenta darnos una muestra de cómo debería ser la educación del futuro, presentándonos escenarios particulares, tanto reales como hipotéticos, y es aquí donde nos permite crear nuestro propio criterio y reflexiones sobre su punto de vista.  

Según Morín, a los ciudadanos les hace falta comprender tanto la condición humana en el mundo, como la condición del mundo humano que a través de la historia moderna se ha vuelto la de la era planetaria.

La complejidad que se aprecia en el problema planetario, abarca desde los múltiples ingredientes que lo alimentan, tales como los conflictos y las crisis, que lo engloba y aventaja a la vez.

Por otro lado, el autor,  plantea que el conocimiento es propenso a derivar un error y una ilusión, no debemos como conocedores minimizar el problema del error, y la mayor ilusión en la que incurriríamos sería subestimar el problema de la ilusión, por lo tanto, ambos términos son complicados de reconocer debido a su naturaleza, y ellos representan una amenaza para el conocimiento.    El riesgo de error se presenta magnificado cuando nuestras emociones, proyectan los deseos y miedos, y las perturbaciones mentales aportan emociones.

Por lo tanto, la forma más adecuada de detectar los errores y luchar contra las ilusiones, es a través del desarrollo del conocimiento científico; pero es necesario comprender que los paradigmas que controlan la ciencia pueden producir ilusiones y ninguna teoría está exenta en caer en el error; entonces la educación debe enfocarse en identificar los orígenes de los errores, ilusiones y cegueras.

Otra situación que relata Morín, es la ceguera paradigmática, el paradigma desempeña un papel sumiso pero al mismo tiempo imponente, por lo tanto es inconsciente pero nutre al consciente, y lo controla por lo que lo convierte en sub-consciente. En sí, los paradigmas establecen las relaciones que determinan los conceptos, impone los discursos, organiza la organización de los mismos y genera la generación de la regeneración, entonces, un paradigma puede de manera simultánea mostrar y cegar, revelar y esconder, por lo tanto es en su núcleo donde se encuentra el problema de la verdad y el error.

Para Morín las creencias y a las ideas  no son sólo producto de la mente, sino que también son seres mentales que tienen vida y poder, y de esta manera pueden dominarnos y poseernos. Todos estos mitos se dieron en el comienzo de la humanidad, impulsaron y arrastraron al homo sapiens a delirios, masacres y adoraciones, que eran desconocidas en el mundo animal. Los mitos han tomado forma, consistencia y realidad a partir de los fantasmas que se presentan en los sueños y en la imaginación. Estas ideas han ido moldeándose a partir de los pensamientos de nuestras inteligencias y el desarrollo del conocimiento.

El ser humano está acostumbrado a lo predecible, a seguir protocolos o a continuar rutinas, no está preparado para lo nuevo, debido a que está arraigado a las teorías e ideas que lo rigen. Por lo tanto lo nuevo no debe ser inesperado, ya que constantemente hace presencia y debemos contar con ello.

Esto afirma de algún modo lo que Morín plantea en la impredecibilidad a largo plazo, donde los efectos de ciertas acciones son predecibles a corto plazo, pero a largo plazo son incalculables.

La incertidumbre del conocimiento forma parte de las múltiples fuentes que propician los errores y las ilusiones. La incertidumbre que destruye el conocimiento simplista, es el drenaje del conocimiento complejo. El conocimiento del conocimiento provoca la integración del conociente en su conocimiento debe aparecer ante la educación como un principio y una necesidad permanente.

Es así, que la educación utilizará los conocimientos acumulados, superará las contradicciones provocadas por el progreso en el conocimiento especializado, al igual que distinguir la falsa realidad para promover la inteligencia general de las personas.

Para conocer nuestra condición humana, es necesario entender nuestra situación en el mundo. Esta apreciación ha ido cambiando sobre todo a finales del siglo XX, debido a que se han integrado nuevas ciencias, como por ejemplo la biología, la ecología, la cosmología, sólo por citar algunas tantas, que han permitido la modificación de las ideas que se tuvieron en algún momento sobre el universo. Es pertinente mencionar, que lamentablemente existe una disyunción entre lo humano y estas ciencias, lo que impide concebir la unidad compleja de lo humano por medio de un pensamiento integral.

La cultura, está constituida por el conjunto de los saberes, saber-hacer, reglas, normas, estrategias, ideas, creencias, valores y mitos, que se van transmitiendo de generación en generación, lo cual conlleva a que se reproduzca en cada persona, controla la existencia de la sociedad y colabora con mantener la complejidad psico-social. Cada cultura es singular, sin importar la sociedad en que se encuentra inserta. 

La cultura retiene la identidad humana y social en lo que se refiere específico a cada una de ellas. Las culturas están aparentemente encerradas en sí mismas para salvaguardar su identidad singular, pero a su vez son abiertas, es decir que no solo integran saberes, sino ideas, técnicas, costumbres, alimentos e individuos provenientes de otras partes.

Otro bucle encontrado, engloba al individuo, a la sociedad y a la especie. Eso quiere decir, los individuos son el producto la reproducción, las interacciones de los individuos originan a la sociedad, y ésta certifica el origen de la cultura. Cada uno de estos términos es a la vez medio y fin; la cultura y la sociedad permiten la realización de los individuos, y las interacciones entre los individuos son las que permiten la perpetuidad de la cultura y la auto-organización de la sociedad.

El objetivo fundamental de la educación del futuro radicará en velar que la idea de la unidad de la especie humana, no borre la de su diversidad, y viceversa. La unidad humana no está sólo en los rasgos biológicos de la especie homo sapiens; la diversidad no está sólo en los rasgos biológicos, sociológicos, culturales y sociales del ser humano. No hay sólo una unidad cerebral, también existen mentales, psíquicas, afectivas e intelectuales. Es necesario concebir la unidad de lo múltiple y la multiciplicidad del uno.

Al iniciarse la época de las telecomunicaciones, avances tecnológicos, mayor información y uso de internet, se hace claramente visible como poco a poco se incrementa la complejidad del mundo, por lo tanto disminuye la posibilidad de inteligibilidad del mismo. “Mientras más atrapado estemos por el mundo, más difícil nos es atraparlo”. El problema de la comprensión se ha vuelto crucial para los humanos, por tal motivo, esto debe formar parte de los elementos que conforman la educación del futuro.

La comprensión entre sociedades, supone sociedades democráticas abiertas, lo que quiere decir que el camino de la comprensión entre culturas, pueblos y naciones pasa por la generalización de las sociedades democráticas abiertas. La comprensión es tanto el medio como el fin de la comunicación humana; el planeta necesita comprensiones mutuas en todos los sentidos.

Concebir al mundo como un todo a pesar que está constituido por partes, al aislar cada una de ellas, se pierda la esencia de la mundialización. La complejidad del mundo viene dada por cada uno de los elementos que forman parte de ella, tanto sus diversidades, sus complementos y también sus antagonismos, aquí recae la multidimensionalidad de su complejidad.

La mejor manera de educar al futuro es estar consciente de que el pensamiento debe ser integral, adaptado a la condición humana, respetando las idiosincrasias de los seres humanos y de todas las culturas que conforman al mundo.

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